TRANSFERENCIA DE RIESGOS EN LA CADENA DE VALOR DE LA MANZANA DE EXPORTACIÓN


THE TRANSFER OF RISKS IN THE PRICE CHAIN OF APPLE EXPORTATION



LEONARDO ALFREDO SOTO TRONCOSO
Sociólogo, Universidad de Concepción
Agente de Desarrollo Local
Fondo Solidario de Inversión Social
FOSIS, Región del Maule
leonardo.soto@fosis.gob.cl




RESUMEN

 
Esta investigación describe, en el contexto de la  globalización  alimentaria, la transferencia de riesgos producida desde el escenario global al local, a partir de la interacción económica entre un packing exportador y una empresa productora de manzanas, ubicados en una comuna de la Región del Maule. El estudio ha sido abordado desde el paradigma cualitativo, con aplicación de observación no participante y 18 entrevistas en profundidad a gerentes, mandos  medios  y  trabajadores  temporeros de ambas agroindustrias. Los resultados de esta investigación revelan los mecanismos de  transferencia de riesgos entre empresas, en que se consolida a los productores como nodo más débil en la cadena y a los temporeros como los actores más vulnerables.

Palabras clave: transferencia de riesgos, reducción de costos, accidentes laborales.
 


ABSTRACT

 
This research describes, in the context of food globalization, risk transfer produced from a global stage to a local one, from the economic interaction between a packing exporter and producer of apples located inside a commune in the Region of Maule. The study is a qualitative approach, and applies no-participant observation and 18 in depth interviews with managers, middle  managers  and  temporary  workers of both agribusinesses. The results of this research reveal the mechanisms of risk transfer between companies which strengthens producers as the weakest node in the chain and temporary workers as the most vulnerable actors.

Key words: risk transfer, cost reduction, work accidents.
 


1.    INTRODUCCIÓN

Desde la segunda mitad del siglo XX, y con mayor fuerza durante el Gobierno Militar, la agricultura chilena fue impactada por las reformas estructurales y de apertura hacia mercados internacionales, lo que en el mundo rural influyó para que el Estado fomentara las exportaciones no tradicionales. Estos acontecimientos fueron agentes facilitadores para que la Región del Maule aumentara la participación en la superficie destinada al sector frutícola, que hoy ronda en 54.784.1 hectáreas, equivalentes al 7.2% de la superficie regional (ODEPA, 2013a). Se amplió también la infraestructura agroindustrial, pues la Región hoy cuenta con 55 plantas procesadoras de frutas y hortalizas, equivalentes al 22.5% presente en el territorio nacional (ODEPA, 2013b).

Al enfocarse solo en la producción de manzanas, el Maule concentra 19.840 hectáreas plantadas, con una participación en el 36.2% de la superficie frutícola regional y un 58% a nivel nacional (ODEPA, 2013a). Las cifras demuestran el rol estratégico que juega la manzana dentro de la economía regional, motivo por el cual se hace imperativo analizar el rol de las agroindustrias en el ámbito productivo y social. Por esta razón, el objetivo del presente trabajo científico es, desde la perspectiva de la globalización y las cadenas de valor, describir la transferencia de riesgos desde el espacio global al local, teniendo como protagonista en el escenario local a la empresa productora y a la procesadora de manzanas en estudio.
 
2.    GLOBALIZACIÓN  ALIMENTARIA  CHILENA,  CADENAS  DE  VALOR  Y SOCIEDAD DEL RIESGO

Desde la década de los ochenta, Chile ha tenido una mayor participación en los mercados agroalimentarios, como resultado de las reformas neoliberales que permitieron la apertura del mercado local a través de la llegada de capitales extranjeros a invertir en el territorio nacional. Este suceso se complementa con la ayuda subsidiraria ofrecida por el Estado hacia los agricultores capitalistas, enfocada en la inversión en obras intraprediales y de riego (Belfor, 2000); las que, sumadas al avance científico tecnológico de ese periodo, crearon el engranaje perfecto para articular la capacidad productiva de la agroindustria, dando un fuerte salto en el desarrollo de la producción agroalimentaria nacional (Gómez y Echenique, 1991). Con la estrategia de desarrollar las ventajas comparativas de clima, territorio y contraestacionalidad, las empresas agrícolas apostaron por proveer de sus productos a países del hemisferio norte, lo que se vio facilitado por el mayor estándar de vida alcanzado por los habitantes de los países del centro (Europa y Norteamérica), que aumentaron la demanda de productos frescos, acelerando con ello los intercambios en el escenario global.

Tanto los factores internos como los externos influyeron en la modernización agraria del sector productivo nacional, pues las empresas frutícolas debieron incorporar nuevas tecnologías que cumplieran con los estándares de producción y procesamiento, los que han ido de la mano con la innovación y adaptación en la producción de la demanda presente y futura de los exigentes y cambiantes mercados internacionales.

Para comprender la inserción de nuestro país en la globalización alimentaria en el periodo de modernización (Chonchol, 1996), es necesario analizar la forma de intercambio comercial que han articulado las industrias agrícolas chilenas desde el paradigma de las cadenas de valor. Acuñadas por Wallerstein y Hopking (2005), y estudiadas también por Friedland (1975; 1981) y Gereffi (1994), las cadenas de valor son un método de análisis que permite entender la producción alimentaria de forma fragmentada, para luego ser analizada de manera global. Según estos investigadores, los principales nodos de una cadena de valor corresponden a las áreas de: elaboración, procesamiento, comercialización y distribución de los productos agroalimentarios. Cada uno de estos nodos contiene una unidad de análisis, en la cual podemos estudiar la producción agroalimentaria desde su elaboración hasta que llega a mano de los consumidores, permitiéndonos también develar las tramas y relaciones sociales articuladas en las diferentes etapas productivas.

Esta metodología de análisis permite comprender la producción alimentaria bajo el contexto de la globalización, donde se puede apreciar el desarrollo de sistemas  productivos  complejos,  con  articulaciones  comerciales  mucho  más difusas en el espacio y el tiempo. Por este motivo, se hace también necesario analizar la producción alimentaria desde la sociología del riesgo (Beck, 1998). Debido a que las empresas productoras de fruta, al encontrarse inmersas en el  sistema  capitalista  contemporáneo  estarían  expuestas  a  los  embates  de la globalización económica. Los que son difíciles de controlar, por la excesiva interdependencia y autonomía de los diferentes sistemas (empresas), que son resultado de la modernización reflexiva en el sector agroalimentario (Fonte, 2002).

En este contexto de riesgo en el que se mueven las agroindustrias nacionales, claramente se encuentra presente la gobernanza de las cadenas de valor (Gereffi et al, 2005, Butler y Bendini, 2003). Es decir, cómo se configuraría el poder transnacional en el mapa de intercambio de los diferentes nodos y quiénes lo controlan, lo que puede ser develado al analizar a los agentes que participan en mercados internacionales y nacionales, desde lo global a lo local.

En el escenario global, aunque las cadenas de valor son una industria dirigida por los consumidores, la gobernanza en ellas estaría controlada por su nodo próximo que son los supermercados internacionales, seguidos por los intermediarios o brokers. La fortaleza de los supermercados se debe a los cambios culturales y a la dieta en los habitantes de los países del centro, quienes consideran la calidad de los productos frescos como un factor relevante al momento de elegir un almacén (Goldfrank, 1994). Con estos cambios en las preferencias de los consumidores, los supermercados comienzan a preocuparse más de la calidad y elaboración de los productos frescos, coordinando de manera más explícita la cadena. A través de la regulación hacia los exportadores y/o empresas productoras por medio de contratos anuales, seguimientos y auditorías hacia el entorno productivo en temas relacionados con: la seguridad alimentaria, el manejo de plaguicidas, las condiciones de procesamiento en cosecha y las normas ambientales y laborales en los proveedores (Cofré, G. et al. 2012). Sin embargo, independiente que los estándares y normas creadas por los supermercados hayan impactado en la forma de producción y procesamiento de la fruta, las empresas locales al ser orientadas al mercado internacional estarían expuestas a constantes riesgos económicos. Esto como consecuencia de una globalización alimentaria desigual y contradictoria (Murray, 1999). Ante esta realidad, y como medida de cautela, las empresas locales han articulado mecanismos de protección de riesgos a través de estrategias de reducción de costos fijos y operativos hacia empresas proveedoras y en la contratación de trabajadores temporeros.

En el ámbito local, los packings exportadores, operan en base a una relación contractual con las empresas frutícolas, que se comprometen a entregar su fruta a concesión para ser procesada e insertada en los mercados internacionales. A través de la liquidación entregada a los productores por este servicio, los packings exportadores también aplican descuentos o castigos por servicios de procesamiento y el uso de instalaciones, materiales y mano de obra (Cid, 2004). Esta práctica les permite conservar márgenes de ganancia, y a la vez, protegerse de los riesgos globales transferidos por el precio final de la fruta en los mercados internacionales, los intermediarios o los supermercados compradores.

Por encontrarse sometidos a contratos abusivos con las empresas empacadoras, el nodo más débil de la cadena de valor está compuesto por las empresas productivas, las que para defenderse de los riesgos transferidos por estas organizaciones controlan sus costos reduciendo gastos en la mano de obra. Este ítem es controlado no solo por el volumen de personas contratadas, sino también con mayores exigencias en rendimientos laborales durante las faenas, los cuales se ven traducidos en un aumento del nivel de productividad (Soto, 2012). A esta medida le sigue la reducción de costos en insumos de trabajo y seguridad, lo que repercute en infraestructura de trabajo deficitaria, exposición a los agroquímicos (Muñoz, 2011) y altos riesgos de accidentabilidad.

La reducción de costos en mano de obra e insumos de trabajo y seguridad inciden en precarias condiciones de trabajo para los temporeros, lo que se traduce en futuros problemas de salud, pues la mayoría de los trabajadores con el paso del tiempo padecen dolencias asociadas a movimientos repetitivos y enfermedades de salud mental (Mendoza y Donoso, 2011). Afecciones que dejan al descubierto la vulnerabilidad de los trabajadores agrícolas y su marcada presencia en el eslabón más débil de la cadena de valor.
 
3.    METODOLOGÍA

Esta investigación corresponde a un estudio cualitativo de naturaleza transeccional con profundidad descriptiva, que fue posible de realizar con la aplicación de dieciocho entrevistas en profundidad a gerentes, mandos medios y trabajadores temporeros hombres y mujeres. Todos los entrevistados fueron informados del objetivo del estudio y los temporeros fueron ubicados cuando el investigador ya no tenía relación contractual con la empresa, de modo de generar lazos de confianza.

Respecto al análisis de los datos, este se desarrolló en base a mallas temáticas e interpretación hermenéutica y semántica, la cual fue cruzada con los datos obtenidos de las pautas de observación, donde el investigador constató los hechos como trabajador del área de recursos humanos de la empresa productora.


4.    PRESENTACIÓN DE RESULTADOS

4.1.    Estudio de casos

Este estudio se realiza en una comuna de la Región del Maule, donde opera una empresa productora de manzanas y un packing exportador. El contexto de investigación sucede tras la separación de ambas compañías de capitales relacionados, momento en que la empresa productora pierde el 51 por ciento de las acciones del packing exportador. Durante este período de cambios y adaptaciones, los productores quedan inmersos en un estado de vulnerabilidad frente a la exportadora, puesto que tras la separación existe un contrato vigente que los compromete a seguir entregando su fruta por tres años.

El nuevo escenario de incertidumbre inmerso en la globalización alimentaria, articula el desarrollo de la investigación, que comprende describir la transferencia de riesgos existente desde el escenario global al local; donde los protagonistas de nuestro análisis más inmediato son el packing exportador y la empresa productora.

Todo esto, aplicando la metodología de cadenas de valor, elemento conceptual que nos facilitará poder identificar y analizar los nodos fuertes y débiles en esta cadena, así como los actores sociales más vulnerables.
 
4.2.    Transferencia de riesgos entre los nodos de la cadena

La separación de capitales entre la empresa frutícola y el packing exportador deja al descubierto la fortaleza de esta última compañía, debido a que los productores ya no pueden acceder a la información y las prácticas ejecutadas durante el procesamiento de la fruta, como: el control del castigo en los porcentajes de embalaje, el manejo de los precios, costos y valores del procesamiento de la fruta y los materiales; así como el ingreso de la fruta a los mercados con mayores retornos gananciales. Actividades que expresan la vulnerabilidad a la que queda expuesta la empresa productora tras la separación, la cual se agudiza con la vigencia del contrato por tres años en que se comprometen a seguir entregando su fruta al packing exportador. La situación produce pérdidas económicas por el impedimento de los productores a entregar su fruta a otras exportadoras con mayores márgenes de ganancia. Por esta razón, una vez que la empresa productora pierde la participación que tenía en la exportadora, comienza a protegerse de los riesgos económicos transferidos por el packing exportador produciendo de manera casi independiente usando solo su nombre. La medida de salvaguarda de los productores, al hacerse cargo del proceso de manera autónoma, refleja la lucha de intereses con el packing exportador, pues claramente ambas empresas persiguen el mismo objetivo, mejorar sus ingresos, lo cual demuestra que existe una transferencia de riesgos desde lo global a lo local, tal como lo demuestra la Figura 1.


Transferencia de riesgos
Figura 1. Transferencia de riesgos.
Fuente: elaboración propia.

 
Al situarse en el escenario internacional de la cadena de valor, los nodos que cuentan con una mayor fortaleza son los brokers o distribuidores internacionales, en forma especial los supermercados internacionales que participan en esta cadena, como Wall-Mart y Costco, de Estados Unidos; y Tesco y Sainsbury’s, de Inglaterra, que compran la fruta de manera directa a la exportadora a través de la venta calzada.(1). La fortaleza de los supermercados radica en su posición al final de la cadena, que les permite contar con una oferta mucho más amplia de mercados con los cuales negociar. Además, el encontrarse cercanos a los consumidores les garantiza el poder de stockearse de acuerdo a la demanda de estos, con lo que pueden regular de mejor forma sus márgenes de ganancia.

En esta transferencia de riesgos, en una posición intermedia de poder se encuentra la exportadora, que tiene como objetivo vender la fruta en los mercados internacionales y sacar el mayor margen de ganancia. Sin embargo, el cambio de actitud de los productores deja en evidencia la fortaleza de este nodo, pues las exportadoras cuentan con costos variables que les brindan mayores márgenes de rentabilidad. Además, tienen la posibilidad de responder de forma más eficiente a las demandas del mercado, pudiendo regular la oferta de mejor manera que los productores, que poseen costos fijos en cada una de las faenas que llevan a cabo para así garantizar que sus productos sean de calidad orientados a la exportación.

Frente a este panorama de transferencia de riesgos entre los nodos de la cadena de valor de la manzana de exportación, en la posición más débil se encuentran los productores. En el caso de la empresa frutícola, para hacer frente a esta transferencia de riesgos económicos y aumentar sus ingresos, su apuesta es producir bajando los costos de producción. Por ello, los productores han ampliado su nivel de influencia en el procesamiento mediante el arriendo de sus propias instalaciones, la compra de materiales y el contrato de su propio personal, evitando que la exportadora los margine en utilidades con descuentos aplicados a esos ítems.

Mediante este sistema, la empresa frutícola logra no solamente aumentar su eficiencia en el proceso, sino además incrementar las ganancias reduciendo sus costos.
 
4.3.    De la reducción de costos a la vulnerabilidad de los trabajadores del campo: los ingresos y la seguridad

La empresa productora en estudio no solamente se protege de la transferencia de riesgos económico globales de la agroindustria con el control del procesamiento de la fruta orientada al mercado internacional. También lo hace a través de políticas de reducción de costos fijos en el ámbito productivo, que se concentran en las faenas que incluyen mayor número de trabajadores, como: el raleo, la postura de bolsa, el sacado de bolsa y la cosecha. Actividades que aumentan el gasto anual de la mano de obra, que según fuentes de la compañía representan el 63 % de los costos productivos de la manzana de exportación. En cada una de estas faenas, la empresa puede optimizar y controlar los costos en políticas orientadas a reducir sus costos en: sueldos, seguridad laboral y calidad del material de trabajo.

En relación a los sueldos, para la empresa la oferta de un trabajo a trato no es posible, por el alto número de mano de obra que debe contratar en sus faenas, lo que aumenta los costos de producción. Por esta razón, la mayoría de las faenas son a cambio de un sueldo diario, exigiendo rendimientos y metas diarias a cumplir, lo que es considerado injusto por los trabajadores al verse sometidos a estrés y presión psicológica durante la jornada. A esto se suma la exigencia de la empresa hacia los jefes de cuadrilla que se encuentran a cargo de las labores de los temporeros, a quienes también la empresa les pide cumplir metas a cambio de un bono de incentivo. Con la amenaza de pérdida de este bono, los jefes de cuadrilla transfieren su responsabilidad en el cumplimiento de las metas a los trabajadores. Esta transferencia de responsabilidad superior-subalterno, garantiza mantener buenos rendimientos.

En esta política de reducción de costos en el ítem mano de obra, los trabajadores también se presentan vulnerables en el ámbito de la seguridad laboral. En esta área, el cumplimiento de la empresa, según los trabajadores, se centra solo en lo que exige la normativa vigente, no existiendo una innovación o inclusión de medidas nuevas que marquen la diferencia respecto a otras empresas del mismo rubro. Uno de los requerimientos más importantes que debe cumplir la empresa productora, además de las leyes laborales, son las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). Estas comprenden desde la protección del trabajador en sus actividades diarias hasta la producción de manzanas en forma limpia. Por esta razón, al ingresar a la empresa durante la temporada, los trabajadores reciben las charlas de seguridad e higiene industrial y al ser destinados a diferentes labores la empresa les proporciona: herramientas de trabajo (escaleras, tijeras, capachos), gorros y protectores solares –que son parte de la Ley de Ozono (Ley N° 20.096, 2006)–, alimentación diaria y el acceso a servicios higiénicos de baños y agua potable en los lugares donde se desarrollan las faenas.

Con este antecedente, se puede decir que la empresa cumple a cabalidad con las normas que exige la ley laboral y las BPA en el cuidado de los trabajadores. No obstante, al enfocarse en la calidad del material proporcionado a los trabajadores existen algunas denuncias respecto al descuido en sus mantenciones, que afectan la calidad de herramientas de trabajo en altura, como las escaleras y banquillos. Desde el punto de vista de los trabajadores, eso ocurre porque la empresa no realiza refacciones periódicas a estos implementos, solo los repara al momento de presentar fallas, de modo que al retomar las actividades durante el próximo periodo, vuelven a ser usados en la mismas condiciones. Por lo que en la empresa no existe una política de reparación preventiva que evite los accidentes de los trabajadores durante las temporadas de trabajo.

Junto a la poca preocupación en las herramientas de trabajo en altura, los temporeros también denuncian retrasos en la entrega de utensilios de protección para la aplicación de agroquímicos, tales como: overoles, gorros y zapatos de seguridad. Indican además que las mascarillas no se renuevan una vez al mes como lo indica el plan de Buenas Prácticas Agrícolas, de modo que éstas terminan siendo utilizadas durante toda una temporada.

De esta manera, se puede afirmar que la empresa tiene un cumplimiento aparente de las normativas que exige la ley, exponiendo a los trabajadores a riesgos que atentan contra la integridad física y el bienestar laboral, como efecto de las políticas de reducción de costos en la mano de obra.

A este riesgo latente a que se exponen los trabajadores como consecuencia de la reducción de costos en mano de obra, se deben tener en cuenta otras variables que también influyen en la posibilidad de ser víctima de accidentes laborales. En las actividades de trabajo en altura se debe considerar, primero, la irresponsabilidad y osadía que existe de parte de los temporeros al momento de realizar faenas. Pues, los trabajadores reconocen que el incumplimiento de las medidas de seguridad de trabajo en altura se deben a la incomodidad que significa trabajar con estas herramientas durante la cosecha. No obstante, los trabajadores también reconocen que de parte de los jefes de cuadrilla existe presión para aumentar los rendimientos, a lo que se añade la ausencia de criterios para recordar las medidas de seguridad y la falta de estrategias para designar a las personas en puestos que vayan de acuerdo a sus capacidades y condiciones físicas. Estas variables, en su conjunto, aumentan la probabilidad de que las personas puedan experimentar accidentes de altura, razón por la cual la mayor responsabilidad recae en la empresa.

En el uso de herramientas de protección de sustancias peligrosas como los agroquímicos, sucede lo mismo que en el trabajo en altura, puesto que los temporeros también han reconocido que un porcentaje de la irresponsabilidad en el cumplimiento depende de la molestia que provocan los utensilios de protección al momento de trabajar; conducta que facilita en algunos momentos observar a algunos trabajadores aplicadores de agroquímicos realizar estas faenas sin respetar las normas de seguridad. Además, hay que indicar que, como en la empresa frutícola no existe renovación constante de los filtros de las mascarillas, esa irresponsabilidad lleva a que los aplicadores algunas veces no respeten las normas de seguridad; pues sienten que no logran una protección plena si la empresa no cumple con el renuevo de las herramientas de seguridad. A esto se suma la poca reiteración de los supervisores acerca del cumplimiento de las normas en el uso de las mascarillas y materiales proporcionados.

Es necesario también considerar los riesgos involuntarios a los que se exponen los temporeros, pues han dicho que en algunas ocasiones se han visto expuestos a los agroquímicos, al ser enviados a trabajar a lugares cercanos a un área de fumigación o a sectores recién fumigados donde no se han respetando los tiempos de reingreso a dichos lugares.

En consecuencia, la transferencia de riesgos en las faenas a través de la reducción de costos en materiales de trabajo y seguridad expone a los temporeros a los agroquímicos y accidentes laborales.

4.4.    Accidentes más recurrentes en las faenas

Según lo constatado en terreno al conversar con trabajadores de la empresa en estudio, destacamos que no existen antecedentes sobre intoxicaciones masivas o individuales por efecto de los agroquímicos; por lo que los accidentes más recurrentes en el trabajo temporero son las caídas en altura, ocurridas en las faenas que emplean mayor número de trabajadores, como es el caso del raleo y la cosecha.
 
Las caídas de  altura,  con resultado de fractura y quebradura,  son consecuencia en menor medida de la irresponsabilidad de los trabajadores en el uso de herramientas; lo que se suma a la presión en exigencia y rendimiento que ejercen los jefes de cuadrilla hacia los temporeros que se desempeñan en esas actividades. No obstante, el resultado mayoritario de las condiciones de accidentabilidad se producen principalmente por las condiciones estructurales que debe controlar la empresa como: la irregularidad del terreno donde realizan las faenas, malas condiciones hergonómicas de las herramientas y mal estado de los implementos de trabajo.

Por lo tanto, la reducción de costos en el ítem mano de obra, específicamente en los utensilios de trabajo que proporciona la empresa frutícola, repercuten directamente en los trabajadores, quienes se encuentran altamente expuestos a ser víctimas de accidentes laborales, preferentemente de altura, como también a intoxicaciones por agroquímicos. Estas variables instalan a los temporeros de la empresa frutícola como los actores más vulnerables de la cadena de valor de la manzana de exportación.


5.    DISCUSIÓN

La apertura de los mercados agrarios en Chile, en conjunto con las políticas locales de subsidios al fomento a la productividad y la penetración de capitales foráneos en el territorio nacional, sumados a los avances de la ciencia y tecnología en el mundo agrario, fueron los factores que permitieron la inserción de nuestro país en las redes de intercambio agroalimentario a escala planetaria. Así, las diferentes empresas nacionales dedicadas a la producción, procesamiento y comercialización de fruta comenzaron a operar en un escenario global de mayor complejidad y competitividad. Esto como resultado de la excesiva interdependencia y actuar autónomo de los diferentes agentes que conforman el comercio internacional.

El acontecimiento antes descrito ha configurado intercambios desiguales que han sido resultado de la gobernanza que ejercen algunas compañías partícipes en las redes de intercambio, lo cual ha aumentado los riesgos para las empresas del ámbito local. En este contexto, las Ciencias Sociales han debido testear nuevas herramientas para comprender la participación de las agroindustrias en el escenario global, tal como lo hemos ido analizando en esta investigación a través de la teoría de cadenas de valor.
 
Al analizar la cadena de valor de la manzana de exportación conformada por un packing exportador y una empresa frutícola situados en una comuna de la Región del Maule, queda en evidencia que los nodos más fuertes partícipes en este intercambio comercial son los supermercados y brokers internacionales (ver gráfica de transferencia de riesgos). La fortaleza de estos nodos radica en que tienen amplias opciones de elegir los mercados que más los benefician, además de poseer todo el conocimiento acerca de las tendencias de consumo en las naciones donde pretenden comercializar su fruta, información que les asegura amplios márgenes de rentabilidad. Los supermercados y brokers destacan también por la proximidad que tienen con los consumidores en la cadena, lo que les permite actuar rápidamente ante las reacciones del mercado sin sacrificar la ganancia futura, pudiendo así cobrar los valores que estiman convenientes por el producto final y aumentar los márgenes de ganancia.

En lo que respecta a las redes nacionales que actúan en la cadena, la pérdida experimentada por la empresa frutícola en el control de la exportadora tras la llegada de nuevos inversionistas, tuvo como resultado cambios en el escenario de acumulación, tras encontrarse impedidos de acceder a prácticas como: destinar su fruta a los mercados con mayores retornos de ganancia y el control en los porcentajes de embajale y materiales. Esta situación transformó a los productores de manzana en el eslabón más débil de la cadena de valor, lo que queda demostrado durante el momento en que esta organización comienza a protegerse de los riesgos globales transferidos por la exportadora. Al procesar un volumen importante de su fruta arrendando instalaciones de packing y contratando su propio personal de proceso. Sirviéndose de la exportadora solo para insertar la fruta en los mercados a través de las redes de contacto y la marca del packing exportador.

La pseudo independencia  de  la  empresa  agrícola  es  el  fiel  reflejo  de la transferencia de riesgos en esta cadena, pues al manejar de manera independiente su proceso productivo pudo controlar de mejor forma los costos de procesamiento que incidían en sus márgenes de ganancia. Sin embargo, aunque la empresa productora haya controlado la transferencia de riesgos del packing exportador, en la práctica siguió operando en el nodo de la producción como si continuara expuesta a los riesgos existentes antes de la separación. Articulando la transferencia de riesgos hacia sus trabajadores, a través del control de los costos en las áreas de mayor gasto y demanda laboral, tales como: raleo, postura de bolsa, sacado de bolsa y cosecha. El control de costos en estas faenas se centra en los sueldos, que en la mayoría de los casos son cancelados como régimen de salario diario, pero con la obligación de metas diarias, tal como si fuera un trabajo a trato. Con lo cual existen altos niveles de exigencias en rendimientos y promedios durante las faenas. Junto a este mecanismo de control de costos, hay que considerar otros ítems: el control de los costos en seguridad laboral y calidad en el material de trabajo. Área que es manejada con baja inversión en herramientas, renuevo o mantenciones de estas, lo que se considera como otra vía de aumento en los márgenes de ganancia, transfiriendo este riesgo económico hacia los trabajadores. El fenómeno queda en evidencia al momento en que los trabajadores experimentan la precaridad laboral en sueldos, condiciones de trabajo y seguridad, exponiéndose a riesgos de intoxicación o accidentes en altura como las caídas con resultado de quebraduras, que son muy recurrentes durante el año agrícola.

6.    CONCLUSIÓN


Es interesante destacar la geografía del riesgo en este trabajo, ya que los hallazgos presentados han evidenciado cómo el riesgo se disemina y localiza en los espacios desde lo global a lo local. El fenómeno se manifiesta desde lo macro, con el mecanismo que utilizan las empresas que operan en el ámbito internacional, las que le transfieren a las empresas nacionales riesgos económicos, climáticos y de escasez de mano de obra. Consolidando a estas últimas compañías como los nodos más débiles de la cadena de valor. A pesar de este escenario adverso, las empresas locales han creado estrategias de protección que se basan en reducción de costos en mano de obra, lo que les permite acumular mayores márgenes de ganancias. Esto genera, al mismo tiempo, precarización en las condiciones laborales de los temporeros, lo que tiene como consecuencias riesgos microsociales en los ámbitos psicosociales y de la salud, consolidando a estos actores como los más vulnerables de la cadena.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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(1) Es  la  venta  directa  de  fruta a cadenas  de  supermercados  internacionales.  Para  materializar la transacción, los supermercados visitan las instalaciones de la empresa productora y la exportadora, y al momento de negociar la compra cancelan el producto a un valor determinado, el cual es conocido por la exportadora.